¿QUÉ SÍNTOMAS EXPERIMENTA UNA PERSONA CON NEUROPATÍA PERIFÉRICA?

Síntomas motores

La función principal de los nervios motores es transportar señales del cerebro a varios músculos, órganos y glándulas del cuerpo.

Estos nervios son los responsables de controlar los movimientos voluntarios de los músculos para realizar acciones, tales como hablar, coger cosas o caminar, así como de activar el movimiento inconsciente de nuestros órganos abdominales, torácicos y pélvicos.

El daño en los nervios motores se relaciona comúnmente con los siguientes síntomas^[55-58]:

• • Debilidad: la debilidad muscular es el síntoma más común de daño a un nervio motor, afectando especialmente a las extremidades.
• • Falta de coordinación: dificultad para mantener la coordinación y el equilibrio, pudiendo producir dificultar para caminar o caídas.
• • Calambres: contracción brusca, breve, involuntaria y dolorosa de un músculo o un grupo de músculos, generalmente en manos y pies.
• • Fasciculaciones: contracciones o espasmos arrítmicos rápidos e involuntarios del músculo, que resultan visibles a través de la piel.
• • Atrofia muscular: reducción grave de la masa muscular que puede provocar dificultades motoras, como al levantarse de la silla, subir escaleras o elevar los brazos.
• • Rigidez: falta de flexibilidad muscular.
• • Disminución o ausencia reflejos: los reflejos de los tendones pueden verse comprometidos.

Síntomas sensoriales

La función principal de los nervios sensoriales es transmitir la información procedente desde los tejidos del cuerpo y desde de los sentidos hacia el sistema nervioso central. Toda esa información permite la toma de decisiones o conductas a seguir.

El daño en los nervios sensoriales puede causar una sintomatología amplia; los principales síntomas son^[55-58]:

• • Entumecimiento: rigidez o falta de flexibilidad o movimiento en un miembro del cuerpo, que se acompaña de sensaciones desagradables en esa parte del cuerpo (hormigueo, torpeza).
• • Hormigueo o cosquilleo: sensación gradual de ardor, pinchazos (como con alfileres), sensación eléctrica o adormecimiento. Frecuentemente, se inicia en los pies o las manos y puede extenderse hacia arriba hasta abarcar las piernas y los brazos.
• • Pérdida de sensibilidad: disminución de la capacidad de sentir dolor o cambios de temperatura, generalmente en manos y pies. Las personas afectadas pueden dejar de percibir que se han hecho una herida o que presentan otras afecciones agudas. Resulta un problema especialmente grave para las personas con diabetes, lo que contribuye a la alta tasa de amputaciones de las extremidades inferiores entre esta población. Suele aparecer una sensación de opresión en las extremidades, como si se estuviera usando medias o guantes apretados.
• • Dolor y sensibilidad extrema: aumento de la sensibilidad al tacto, al dolor o a la temperatura, provocando un dolor punzante, ardiente, pulsátil y agudo, generalmente en los pies y/o las manos. Las personas afectadas presentan una sensibilización exagerada de los receptores del dolor en la piel, haciendo que estímulos que normalmente no duelen les produzcan un fuerte dolor (alodinia), como, por ejemplo, el roce de las sábanas.

Síntomas autonómicos

Los nervios autónomos controlan las actividades de los órganos que se regulan automáticamente, como la respiración, la digestión y las funciones del corazón y de las glándulas.

Los daños en los nervios autónomos son variables, puesto que son responsables de casi todos los órganos del cuerpo. Sin embargo, los síntomas más habituales son^[55-58]:

• • Mareos y desmayos: la presión arterial baja provoca aturdimiento o desvanecimiento, a causa de la imposibilidad de controlar los músculos que regulan la presión arterial expandiendo o contrayendo los vasos sanguíneos. Las personas afectadas pueden experimentar mareos al ponerse en pie después de estar acostadas o sentadas.
• • Trastornos genitourinarios: pérdida de control de la vejiga.
• • Anomalías en la sudoración: incapacidad para transpirar normalmente, lo que puede causar intolerancia al calor, sudoración excesiva o incapacidad para sudar.
• • Dificultades sexuales: como disfunción eréctil en los hombres.
• • Cambios en la función digestiva: el funcionamiento anómalo de los nervios que controlan las contracciones musculares intestinales puede causar diarrea, estreñimiento o incontinencia. En ocasiones, aparecen dificultades para comer o tragar si los nervios autónomos que controlan estas funciones están comprometidos.